El té se ofrece como gesto de hospitalidad a cualquier visitante, que a cualquier hora, llegue a la jaima o a la casa de un saharaui. Se le da una gran importancia tanto al té usado como a la forma de preparación, siendo la limpieza de los utensilios durante todo el proceso algo fundamental; tampoco cualquiera debería hacer el papel de al-qiam o maestro de ceremonias, este debe ser alguien elocuente, limpio, educado, si es posible, poeta, y que facilite la comunicación y no el enfrentamiento; no hay que decir que es un honor para el/la designad@.
Utensilios para hacer el té: una bandeja de acero inoxidable, una tetera, vasos (de cristal) de té, y el carbón para cocinarlo (un infiernillo suele ser el sustituto en la ciudad); el elemento fundamental es el té verde, que los saharauis eligen cuidadosamente y que se guarda en un recipiente llamado zimbil, y la mejor agua es la de manantial (si ello es posible).
Tradicionalmente se prepara en una tetera de metal, en la que se hierve el agua al calor de las brasas; la infusión resultante del primer hervor suele desecharse por su amargor; luego se pone de nuevo agua a hervir en la tetera, y esta vez se le añade bastante azúcar.
Una vez ha hervido, se sirve la primera ronda de té, pero la cosa no termina aquí; el encargado de su preparación pasa el té de un vaso a otro, varias veces, vertiéndolo desde cierta altura para darle la textura espumosa que lo caracteriza
Es muy conocida la tradición que dice que han de tomarse tres tés: el primero es amargo como la vida, el segundo es dulce como el amor y el tercero suave como la muerte.
Pero la verdad es que en una tarde/noche de té saharaui se pierde la cuenta y no hace falta que lleguen nuevos invitados para que "la excusa para compartir" nos siga sorprendiendo con una mezcla única de aspereza y dulzor.
UN - ONU - NNUU
Hace 3 años
2 comentarios:
Paisa tenemos uno pendiente¡¡¡¡ Feliz Año y nos vemos. Un beso
cuando te vengas por el pueblo, nos preparamos uno ;0)
Publicar un comentario